viernes, 11 de mayo de 2007

Botadura y rayos X

Se trataba sólo de echar un brindis ante la cámara y oficializar en familia la botadura de campaña con unos sorbos de cava. Pero en lugar de fotos acabaron saliendo unas placas estupendas del ánimo de los candidatos. O eso, o es que los periodistas hemos acabado tan enfermos como Ray Milland en «El hombre con rayos X en los ojos».


El primero en comparecer, con unos segundos de ventaja sobre la segunda clasificada, fue el único varón de la trinidad. Jesús Montes Estrada -de severo gris y una especie de beige-sotana de dómine Cabra, como para contrastar con la coña que no apeó en todo el brindis-, entró en escena con su bolsa de manzanas «de algún lugar entre Lavandera y Baldornón» (es de suponer que con B), si bien los frutos de Churruca manifestaban poca asturianía: más jonagold que xuanina, pero, eso sí, rojas como el alma de Lenin. Imposible dejar de pensar, viéndole repartir manzanas a sus rivales, que cualquier día IU-BA propone que se sustituya la Cruz de la Victoria por una coloradona o la estampa de un pomar.


Fernández Felgueroso -rojo y casi blanco, como la Libertad a punto de guiar al pueblo hacia las urnas envuelta en los colores de la república local- se mantuvo relajada exactamente el par de minutos escasos que se lo permitió Pilar Fernández Pardo.


Entrar la aspirante popular -azul celeste-eléctrico, azul grisáceo, ni rastro de topos anaranjados- y perderse la vista de la Alcaldesa en un enfurruñado infinito fue todo uno. Enconada y belicosa, Paz no perdió oportunidad de descargar la artillería contra su oponente, disparando graneado por encima de la coronilla de su socio de gobierno. Pardo le respondió con obuses de calibre menos grueso e hizo todo lo posible por mostrarse, además de segura, relajada y hasta jacarandosa (a «Churruca»: «Tú entenderás mucho de sidra, pero no de manzanas»), aunque no pudo evitar poner las manos en posición doctoral e impartir programa con más seriedad de la debida ante tres copas de cava.


Junto a ellas, Montes Estrada dio la impresión de pasárselo en grande, como si estuviese pensando más en el destino del considerable cohiba que guardaba en la americana de color imprecisable que en las urnas. Incluso se permitió chistes de género (macho), como cuando dijo estar «pastoreando a estas señoras». Si el PP le reconvino con un débil «machista» el PSOE, significativamente, se mantuvo en su silencio ausente.


¿Qué dice la lectura de la placa? Que quien más teme al 27-M es quien más incertidumbre lleva sobre sus espaldas, quien más tiene que perder. El PP puede permitirse la tranquilidad de quien mira la mayoría absoluta como mero objeto de fe y en IU están absolutamente convencidos de que alguien comprará sus manzanas. Pero ayer, de entrada, la Alcaldesa brindó sin ganas.

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